Ahora que estamos en la recta final de la lectura de la novela "SUITE FRANCESA" quizás sea el momento de hacer una puesta en común en NUESTRO BLOG, de lo que ha supuesto para nosotras-os el acercarnos a esta autora y sus circunstacias personales, así como al argumento de la novela. Puede ser interesante no solo hacer una crítica literaria sino también que sentimientos y debates puede suscitar el acercarse al momento histórico que describe la autora.
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Leer de nuevo esta novela me ha supuesto, no sólo acercarme a esta escritora y sus circunstacias sino también hacerlo a una época terrible pero analizada desde las relaciones humanas y desde el día a día de unas personas que se debaten entre sus SENTIMIENTOS y sus ganas de VIVIR en medio de unas condiciones extremas.Todo esto pasado por el filtro de la mirada crítica y clarividente (teniendo en cuenta que la mataron en pleno conflicto)de la sociedad francesa del momento por parte de la escritora.
ResponderEliminarRosa
Suite francesa se inicia en París los días previos a la invasión alemana, en un clima de incertidumbre e incredulidad. Enseguida, tras las primeras bombas, miles de familias se lanzan a las carreteras en coche, en bicicleta o a pie. Némirovsky dibuja con precisión las escenas, unas conmovedoras y otras grotescas, que se suceden en el camino: ricos burgueses angustiados, amantes abandonadas, ancianos olvidados en el viaje, los bombardeos sobre la población indefensa, las artimañas para conseguir agua, comida y gasolina. A medida que los alemanes van tomando posesión del país, se vislumbra un desmoronamiento del orden social imperante y el nacimiento de una nueva época. La presencia de los invasores despertará odios, pero también historias de amor clandestinas y públicas muestras de colaboracionismo. Suite francesa combina un retrato intimista de la burguesía ilustrada con una visión implacable de la sociedad francesa durante la ocupación. Con lucidez, pero también con un desasosiego notablemente exento de sentimentalismo, Némirovsky muestra el fiel reflejo de una sociedad que ha perdido su rumbo. El tono realista y distante de Némirovsky le permite componer una radiografía fiel del país que la ha abandonado a su suerte y la ha arrojado en manos de sus verdugos. Estamos pues ante un testimonio profundo y conmovedor de la condición humana, escrito sin la facilidad de la distancia ni la perspectiva del tiempo, por alguien que no llegó a conocer siquiera el final del cataclismo que le tocó vivir.
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